Los Tres Reyes Magos es el nombre que reciben tres de los visitantes que tuvo Jesús, el único hijo de Dios, días después de su nacimiento. Según cuenta la historia, el niño Jesús nació en la madrugada del 24 al 25 de diciembre en la ciudad de Belén. El único hijo de Dios vino al mundo en un pesebre, donde su Madre, María, lo trajo al mundo entre una mula y un buey. El nacimiento del niño montó un gran revuelo. Las gentes del pueblo acudieron a hacerle ofrendas al hijo de Dios, y sus padres, María y José, recibieron a todas las visitas. Sin embargo, el rey de Belén, Herodes, no admitía la llegada de un nuevo rey, aunque éste fuera de origen divino, en la zona. Por ese motivo, pocos días después de que naciera el niño comenzó a hacer una gran persecución para acabar con todos los recién nacidos de la zona.
Sin embargo, seguía habiendo personas que, a pesar de las dificultades, querían conocer a Jesús. Tres de estas personas fueron los Tres Magos de Oriente, los cuales, guiados por la estrella mágica, consiguieron encontrar el camino correcto para conocer a Jesús. Así pues, subidos en sus camellos y acompañados de sus pajes, Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron un largo camino hasta llegar a Jesús. Una vez que encontraron al pequeño niño, que tan sólo tenía unas semanas, los Tres Reyes pudieron hacerles sus ofrendas. Melchor, que era el rey más viejo de los tres y vestía una larga túnica y tenía una gran barba blanca, le regaló un pequeño cofre con oro. Gaspar, que también llevaba una larga túnica pero tenía la barba larga y castaña, le regaló un cofre con incienso. Baltasar, que era el rey más joven y, además, era de raza negra, se decantó por la mirra, y regaló al pequeño niño un cofre lleno.
El niño Jesús quedó muy contento con estos regalos que la noche del 5 de enero le regalaron los reyes. Por este motivo, les pidió a las tres majestades orientales que cada año todos los niños pudieran tener, como había tenido él, un regalo. Como había muchos niños y los tres Reyes y sus pajes no se podían hacer cargo de todos los del mundo, decidieron que los padres de cada niño podrían ayudar a los reyes a repartir los regalos. De esta manera, cada año los niños escriben a Melchor, Gaspar y Baltasar pidiendo sus juguetes y los padres ayudan a los Reyes de Oriente a repartir los regalos. Por eso, cada año todos los niños reciben sus regalos de la misma manera que los recibió, en su día, el niño Jesús.